LA V BRIGADA AEREA RECORDO AL BRIGADIER DE LA COLINA
LA V BRIGADA AEREA RECORDO AL BRIGADIER DE LA COLINA
Con motivo de conmemorarse los 50
aniversario del fallecimiento del Brigadier Bartolomé de la Colina, se realizó el 28 de junio de 2017, una
formación para rendir un sentido homenaje al precursor de la Aeronáutica Argentina.
Dicho acontecimiento se llevó a cabo en la Plaza de Armas de la Unidad y fue
presidida por el Jefe del Grupo 5 de Caza, Comodoro Gustavo Javier Valverde.
Para dar comienzo formal a la ceremonia la Banda de
Música y Guerra de la V Brigada Aérea entonó los acordes del Himno Nacional
Argentino, seguidamente el Capitán Luciano Mathot dio lectura a la biografía
del Brigadier De La Colina.
Por su parte, el capellán de la
Unidad Padre Rafael Espejo realizó un responso en memoria del Brigadier De La
Colina y luego se compartió un minuto de silencio que selló de recogimiento
este momento.
BRIGADIER GENERAL BARTOLOMÉ DE LA COLINA
Nació en La Rioja el 20 de
octubre de 1894. Se incorporó como cadete becado en el Colegio Militar de la Nación
en marzo de 1913. Por su aplicación y adhesión a los valores militares, fue
ascendido a cabo cadete en octubre de 1914 y a cabo primero cadete en julio de
1915. A fin de año, egresó como subteniente de artillería.
Su primer destino fue el
regimiento Nº4 de artillería montada, en Córdoba. En agosto de 1916, fue
transferido al colegio militar como instructor. Dos años más tarde, regresó a
la unidad de artillería. A fines de 1918, ascendió a teniente. Después de
aprobar un curso especial del colegio militar, entre marzo de 1920 y enero de
1921, se incorporó a la Escuela Militar de Aviación de El Palomar. La capital
mediterránea y el vuelo mecánico habían entrado definitivamente en la vida de Bartolomé
De La Colina.
Recibió el diploma de Aviador Militar
el 12 de enero de 1922. Durante un año permaneció en el grupo Nº1 de aviación
como auxiliar de la sección fotografía y adscripto a la escuadrilla de caza. Su
pasaje por el grupo coincidió con la transformación de la escuela militar de
aviación original en una unidad aérea de combate siguiendo los dictados del
director del servicio de aviación del ejército, Teniente Coronel Enrique Mosconi.
En la sección fotografía, De La
Colina entabló una relación cordial y de mutuo respeto con el jefe y primer
experto en fotografía aérea del ejército, el Mayor Angel María Zuloaga. Con la
escuadrilla de caza, el 9 de julio de 1922, participó en el gran desfile aéreo
entre el Congreso y la Plaza de Mayo, con dieciocho máquinas, para conmemorar
la independencia. Al mando de un Savoia SVA 5, italiano, De La Colina formó en
el ala derecha del comandante de la escuadrilla, capitán Antonio Parodi.
En ese período, realizó los
legendarios vuelos de aplicación de fin de año. Las expediciones tenían el
objetivo de explorar las rutas aéreas hacia los cuatro puntos cardinales de la Argentina.
Integrando la segunda escuadrilla de caza, al mando del Teniente Primero Florencio
Parravicini Diomira, junto con los tenientes Darío G. Becerra Moyano, Aníbal M.
Barros y el Sargento Primero Dante Ferrari, el Teniente Bartolomé De La Colina voló
la ruta oeste. Con cinco biplanos SVA 5, entre el 23 de noviembre y el 16 de
diciembre de 1922, la formación siguió el itinerario que unía El Palomar, Mendoza
y San Juan, y regreso. Recorrieron 2568 kilómetros en 18 horas 57 minutos.
Ascendido a Teniente Primero en
1922, fue comisionado al ejército de Francia, donde se especializó en trabajos
fotográficos, armamento y tiro de aviación. Oportunamente, se inscribió en la Escuela
Superior de Aerotécnica de ese país, la más avanzada en industria aeronáutica. Capitán
en 1926, prorrogó la comisión para realizar una pasantía de cuatro meses en la
fábrica de aviones de Breguet, donde profundizó conocimientos en el tratamiento
térmico de metales, usinaje y ensayos, al terminar la capacitación práctica
trabajó dos meses en el servicio técnico de aeronáutica de ISSY Les Molineaux. Se
graduó de ingeniero aeronáutico el 15 de diciembre de 1927.
Se desempeñó en la Fábrica Militar
de Aviones (FMA) en 1928 y como director de aerotécnica en 1931. El Ejército Argentino
validó su título francés y le otorgó el diploma de ingeniero militar en julio
de ese año. Con el grado de mayor, el 15 de julio de 1936 dirigió esa planta
fabril durante unos meses y luego prestó servicios en la Dirección General del Material
Aeronáutico. Durante su gestión, se desarrolló la primera serie de aviones
nacionales.
A mediados de octubre de 1931, en
el máximo secreto, el Mayor De La Colina organizó el vuelo de ensayo inaugural
del avión nacional AE.C.1. y el 29, la máquina efectuó la presentación oficial.
Entre mayo de 1932, en el primer
salón de aeronáutica montado en la Sociedad Wagneriana, Florida 936 de Capital Federal,
se expusieron las líneas elegantes del AE.C.2, avión de gran turismo, diseñado
y construido en la FMA a partir del AE.C.1. Un año más tarde, con nueve
máquinas, el Teniente Coronel Zuloaga comandó la histórica escuadrilla “Sol de Mayo”
entre El Palomar y Río de Janeiro y regresó con un recorrido total de 4560
kilómetros (6000 si se adicionan los 1500 de ida y regreso a la FMA). El 7 de
julio de 1934, la FMA entregó a la Dirección General de Aeronáutica la primera
escuadrilla de aviones militares compuesta por doce AE.M.OE.1.
Por factores ajenos a de la
colina, la producción de los aviones nacionales se cerró en 1937, cuando se
suspendieron definitivamente sus certificados de aeronavegabilidad. La
frustración se inscribe en el extenso listado de fiascos argentinos. Quedó como
legado la adquisición y producción de tecnología de avanzada y la capacitación
de los recursos humanos, requisitos indispensables para ascender de la
condición de país agroexportador a la de industrializado.
Con el grado de Teniente Coronel,
prestó servicios a partir de marzo de 1938 en el Cuartel Maestre; desde el 21 de
febrero de 1941 y durante tres años, fue director de material aeronáutico. Luego
de ascendido a Coronel, el 12 de febrero de 1944 asumió el Comando en Jefe de Aeronáutica
y gestionó la transición entre el arma de aviación y la Secretaría de Aeronáutica.
De acuerdo con el nuevo escalafón, el Coronel De La Colina ascendió a Brigadier.
Nombrado Primer Secretario de Aeronáutica
el 4 de enero de 1945, renunció al cargo el 12 de octubre, por estar en
desacuerdo con el desplazamiento del Coronel Perón de la vicepresidencia de la
nación; pero al mes siguiente aceptó reasumir el cargo. Promovido a Brigadier Mayor,
el 4 de junio de 1946 continuó sus funciones como Ministro Secretario de Estado
de Aeronáutica del gobierno constitucional. Se retiró como Brigadier General en
marzo de 1949.
Elegido personalmente por el Coronel
Perón, la obra creadora del Brigadier De La Colina al frente de la aeronáutica
argentina en todas sus manifestaciones es inabarcable en una reseña, secundado
por el Brigadier César A. Ojeda y un grupo ferviente de aviadores militares,
puso en marcha el proceso titánico de no solo organizar una nueva fuerza armada
de la nación sino de desarrollar la totalidad de los campos donde se cumple el
quehacer aeronáutico: normativo, doctrinario, personal, material, técnico, de
apoyo al vuelo, infraestructura. A los cinco años, sin lugar a dudas, la Fuerza
Aérea Argentina era la mejor equipada y adiestrada de América del Sur.
Además de aviador militar,
ingeniero aeronáutico e ingeniero militar, al Brigadier De La Colina le
concedieron los diplomas de Oficial de Estado Mayor de Aeronáutica y de Estado Mayor
del Ejército, ambos Honoris Causa, en setiembre de 1946. El 31 de octubre de
1966, por ley 17002 fue reconocido precursor de la Aeronáutica Argentina.
Falleció el 28 de junio de 1967,
en Córdoba, cerca de la Fábrica Militar de Aviones, por la que tanto había
bregado para que fuese a la vanguardia de los países industrializados.
Redacción e Imágenes: División Prensa y Servicio de Fotografía. V
Brigada Aérea.
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