Sables en la FAA
Un elemento del ceremonial simbólico en los cuadros de la Fuerza Aérea son los sables. Detallaremos los usados en la institución en distintas jerarquías.
SUBOFICIALES MAYORES
En el caso de los suboficiales principales desde 1972 cuando ascienden al grado máximo de su jerarquía también reciben el sable modelo alemán 1910 adaptado.
Detalles del sable modelo alemán 1910 adaptado.
Empuñadura (JOS)Fuente consultadas:
Instituto Nacional Belgraniano. INB
Dpto Investigaciones Históricas. Museo Morón. FAA
Dirección de Estudios Históricos. DEH FAA
SM (Ret) Roque Giaquetti. ARA
Escuela Aviación Militar. EAM
Juan Gregorio de Las Heras: El general que nunca retrocedió
No hizo discursos. No buscó laureles. No alzó la voz. Pero cuando todo se venía abajo, él se quedaba. Apretaba el sable con los dientes, si era necesario. Así era Juan Gregorio de Las Heras, el tipo que cruzó los Andes empujando cañones mientras se le congelaban los huesos y se le agrietaban las botas, pero no el alma.
En Cancha Rayada, cuando el ejército patriota salía disparado como hormigas con agua hirviendo encima, él se plantó. Tenía 3.500 hombres. Salvó los cañones, salvó las banderas, salvó la vergüenza. Y mientras todos hablaban de desastre, él hacía cuentas: cuántos vivos quedaban para seguir peleando. Por eso San Martín lo miró con esos ojos de los que han visto la muerte de cerca y le dijo sin decirlo: “Nos salvaste.”
Nunca perdió una batalla. Lo repito para los que no escuchan: nunca perdió. Lo hirieron en Chillán, en Talcahuano, en Maipú, pero seguía. Jamás pidió un descanso. Jamás un elogio. Y cuando lo hicieron gobernador de Buenos Aires, firmó tratados y organizó guerras con la misma seriedad con la que cargaba un fusil. Pero la política le daba asco. Así que un día dijo basta y se fue.
Cruzó los Andes por última vez. Sin uniforme. Sin soldados. Con el cuerpo vencido, pero la dignidad intacta. En Chile lo recibieron como lo que era: un héroe. Fue refugio de exiliados. Compartió vino y silencio con Sarmiento, con Mitre. Y un día, ya viejo, le dijo al presidente chileno que se quería retirar. “Usted no se va —le dijeron—, el ejército no puede prescindir de usted.” Y no se fue. Ni entonces.
Murió en 1866. En silencio. Como vivió. En 1906, la patria que ayudó a parir lo trajo de vuelta. Ahora duerme junto a San Martín. El sable que nunca soltó descansa con él.
Si alguna vez se te cruza por la cabeza qué es un héroe de verdad, pensá en Las Heras.
Y callate. Porque los hombres como él no gritan. Hacen.
lee el artículo completo en https://www.robertoarnaiz.com/post/las-heras-el-general-que-nunca-retrocedi%C3%B3
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EL SABLE PARA ESC. SUBOFICIALES SARGENTO CABRAL
El sable del Ejército Argentino carecería de valor en sí mismo, si no fuera por su significado intrínseco y por el cual se constituye en un símbolo de mando.
El puño simboliza la verdad y lleva acuñado en su pomo el Escudo Nacional.
El guardamano ofrece la misma curvatura, de origen morisco, escogida por el General San Martín y representa el equilibrio, justicia y paz.
En el nacimiento de la hoja están “Marte”, Dios de la guerra en el reverso y “La Libertad” en el anverso.
La hoja, de acuerdo con nuestro Himno Nacional, lleva inscripta con caracteres indelebles “Sean eternos los laureles”.
La dragona, con cinta de lazo corredizo, para poder ser ceñido a la muñeca al desenvainar, cinta dentro de la cual una vez extendida cabe la cabeza de un hombre.
Traduciéndose en:
“Siempre que desenvaines tu sable, empuñando la verdad y teniendo al Escudo Nacional como divisa, en defensa de nuestra libertad, aunque te empeñes en la guerra, las más caras y gloriosas tradiciones nacionales te protegerán la mano. Tuya será la victoria y eternos serán los laureles, pero piensa que atado a tu muñeca llevas un juramento prendido que te recuerda: más vale morir ahorcado que traicionar a la Patria.”. Fuente ESSC
⚔️ EL SABLE DE SAN MARTIN A ROSAS⚔️
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En 1844, en su exilio en Boulogne-sur-Mer, José de San Martín escribió su testamento. Entre papeles íntimos, dejó una cláusula que retumbó en la historia: “El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia será entregado al general de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la Patria contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla.”
¿Por qué Rosas? Porque nadie entendió mejor que él la continuidad de la causa. Desde 1838 hasta 1845 enfrentó lo que parecía imposible: primero el bloqueo francés, después el anglo-francés, al mismo tiempo la guerra civil con los unitarios, la presión de Montevideo sostenida por Rivera y Brasil, las intrigas diplomáticas de Londres y París, las conspiraciones internas, la amenaza chilena en el sur. Era la Patria rodeada por todos los flancos.
Rosas resistió con lo único que tenía: cadenas en el Paraná, disciplina política, firmeza diplomática. Encadenó el río como San Martín había cruzado los Andes. Y esa terquedad fue la que San Martín reconoció: la misma continuidad en la defensa de la soberanía, el mismo pulso de acero contra los poderosos.
El sable corvo no era un objeto cualquiera. Había estado en Chacabuco, en Maipú, en el cruce de los Andes, en la campaña del Perú. Legarlo a Rosas fue más que un homenaje: fue declarar que la independencia no se había terminado en 1817, sino que se prolongaba en las barrancas del Paraná.
San Martín, con la claridad del que mira desde lejos, vio lo que muchos no querían ver: Rosas sostenía, solo y contra todos, la continuidad de la revolución. Por eso el sable fue a él.
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