Reseña del A-4 B matricula C-221
(oleo de Exequias Martínez)
El 13 de Junio de 1982, el Alférez Dellepiane es asistido por el KC-130 TC-69 justo antes de que el motor de su A-4B se detenga en el medio del cruce entre las Islas Malvinas y la base de Río Gallegos. Su avión había sido perforado en el tanque alar por la artillería antiaérea británica, durante un ataque a objetivos terrestres. El reabastecimiento continuo de combustible realizado por el Vcom. Litrenta y su tripulación permitió que el Halcón herido regrese a salvo a su base.
Dellepiane tenía veinticuatro años. Era Alférez al momento del inicio del conflicto, siendo este grado el primer escalafón de los oficiales. Hasta entonces todo habían sido aprendizajes y pruebas, aún el joven Alférez ni siquiera había contado con la oportunidad de experimentar el reabastecimiento en vuelo, una compleja operación que consistía en acercarse volando a un Hércules, que los cazadores le llaman ¨La Chancha¨, encajar la lanza de la trompa del A-4B en la canasta de combustible y cargar tanques para seguir viaje.
En el día 13 de Junio, día previo a la finalización de la guerra, un día nublado y frío, al Alférez Dellepiane y a sus compañeros les impartieron una nueva misión: les ordenaron partir hacia las islas. Decían que los ingleses habían desembarcado y que se luchaba cuerpo a cuerpo en tierra. Los A-4B llevaban bombas, cohetes y cañones.
El despegue no fue tan fácil. Se rompieron unos caños de líquido hidráulico y hubo que buscar a mil quinientos metros un avión gemelo. Al Alférez lo desesperaba que su escuadrilla partiera sin él, de manera que se subió al otro A-4B y empezó el rodaje sin cargar el sistema Omega, que permitiera coordinar y volar con precisión. Piano no quería quedarse en San Julián, y como los suyos se habían marchado, llamó al jefe de la segunda escuadrilla y le pidió permiso para plegarse a su grupo. Le dieron la aprobación y seguidamente despegó, sin tener bien configurado su avión.
Siguiendo su guía por el norte de las Islas Malvinas, se sorprendió al escuchar que el operador de radar de las islas preguntó si había aviones en vuelo. El jefe de la formación le respondió con un pedido, que les proporcionaran las posiciones de las patrullas de Sea Harriers. Cuando llegó el informe verbal los pilotos argentinos sintieron un escalofrío. Había cuatro patrullas en el aire y una quinta al norte del estrecho de San Carlos. El cielo estaba infestado de aviones ingleses. Era una trampa mortal y la lógica indicaba regresar de inmediato al continente.
Pero ya estaban a cinco minutos del objetivo y el día se había despejado, y entonces el guía tomó la resolución de seguir. Después descubrirían que estaban atacando un enorme vivac armado por los ingleses en Monte Dos Hermanas. Más de dos manzanas con carpas, containers y helicópteros, un campamento desde donde dirigía la guerra el general Jeremy Moore.
Todo ocurriría en término de minutos. Por la gran movilización de helicópteros de esa zona los generales de Puerto Argentino habían conjeturado que allí podía estar el mismísimo centro de operaciones de los británicos. Y no se equivocaban.
Las cartas de vuelo decían que el ataque debía hacerse a las 12.15. Y faltaban dos minutos. Los cazadores pasaron por encima de la bahía San Luis y el operador del radar de Malvinas les advirtió que los Harriers los habían detectado y que ya convergían sobre ellos.
Dellepiane lanzó sus tres bombas de 250 kilos, provocó destrozos, y percibió que les tiraban con todo lo que tenían: misiles, artillería antiaérea, e incluso con armas de mano. Casi todos los pilotos se desprendieron de los tanques de reserva y de los portamisiles e hicieron una curva para regresar, cada uno librado a su inteligencia.
Piano voló haciendo maniobras de elusión y acrobacias, y sintió impactos en el fuselaje. A la altura de Monte Kent se topó con un helicóptero Sea King en pleno vuelo y le disparó. Salieron dos proyectiles y se le trabó el cañón, pero una bala pegó en las palas y obligó al piloto inglés a un aterrizaje de emergencia. Más adelante se topó con otro Sea King y volvió a intentar dispararle, pero fue en vano: el cañón no se destrababa. Así que en el último instante levantó el Skyhawk y pasó a centímetros de las aspas del helicóptero para evitar que el piloto lo liquidara con su gatillo.
Fue más o menos en ese instante cuando se dio cuenta de que estaba sucediendo algo inesperado: se estaba quedando sin combustible. Un proyectil le había perforado el tanque, y tenía sólo 2000 libras. Precisaba más del doble para alcanzar la posición de ¨La Chancha¨.
Se desprendió entonces de los portamisiles y siguió volando un trecho pidiéndole al radar de Malvinas que le dijera dónde se encontraban los aviones enemigos. Los Harriers volaban a una distancia considerable, así que ya sobre el norte del estrecho San Carlos dudó sobre si debía eyectarse en la isla o tratar de llegar al Hércules. Eyectarse significaba perder el avión y caer prisionero. Cruzar significaba enfrentar el riesgo de no lograrlo y terminar en el mar, sin poder sobrevivir más de quince minutos en las aguas heladas, y sin posibilidades operativas de que ninguna nave pudiera rescatarlo a tiempo.
Entonces Piano tomó una decisión, y salió a alta mar; se puso en la frecuencia del Hércules y comenzó a conversar con el piloto que lo comandaba. Dos hombres hicieron ese día caso omiso a las órdenes de los altos mandos: el piloto de ¨La Chancha¨ salió de su posición de protección, entró en la zona de peligro y avanzó a toda máquina al encuentro del A-4B del Alférez Dellepiane, y un oficial de San Julián tuvo un arrebato, se subió a un helicóptero y se metió doscientas millas en el mar a buscarlo, en un vuelo completamente irregular y arriesgado.
El alférez escuchó ¨Vamos a buscarte¨, y trató de mantener el optimismo frente a que el liquidómetro le indicaba a cada rato que no conseguiría salir vivo de aquel último viaje.
El liquidómetro entonces marcó cero, y de pronto Piano escuchó que lo habían divisado y vio por fin al Hércules C-130. La vio cruzando el cielo, hacia la derecha y bien abajo. Le pidió al piloto que se pusiera en posición y se largó en picada sin forzar los motores, planeando hacia la canasta salvadora. Cuando la tuvo enfrente le dio máxima potencia con una lágrima de combustible en el tanque y al ponerse a tiro pulso el freno de vuelo y metió la lanza. Todos atronaban de alegría en la radio, Piano también gritaba, pero quería abastecerse rápido, retomar el control y regresar a San Julián por su propia cuenta. Pronto descubrieron que eso no era posible. Todo el combustible que entraba, pasaba al tanque y caía por el orificio. ¨Quedate enganchado¨, le dijo el piloto del Hércules. No tenían alternativa. Volaron así acoplados el resto del camino, perdiendo combustible y con el riesgo de una explosión y de no llegar a tiempo.
Fue otra carrera dramática hasta que vieron el golfo y luego la base. Entonces el A-4B se desprendió y chorreando líquido letal buscó la pista. Finalmente bajó, y el alférez aterrizó, se desató rápido, se quitó el casco, saltó al asfalto y se alejó corriendo del enorme lago de combustible que se formaba a los pies del A-4B.
01 de mayo de 1982: Se realiza el primer reabastecimiento aéreo en combate por parte del KC-130 Hércules matricula TC-70 a la escuadrilla TOPO compuesta por cuatro A-4B piloteados por: Capitán Palaver (C-244), Teniente Galvez (C-206), Primer Teniente Guadagnini ( C-221) y Alférez Gómez(C-225).
21 mayo de 1982: En este día se realizaron las siguientes misiones de combate por parte de los aviones A-4B de la V Brigada Aérea:
a)
23 de mayo de 1982: En este día se realizaron las siguientes misiones de combate por parte de los aviones A4-B de la V Brigada Aérea:
a) Tres A-4B Skyhawk, indicativo "Lanza", armados igual que los anteriores. Tripulación: Primer Teniente D. Mariano Velasco (C-221), Ten D. Fernando Robledo (C-215), Alf Jorge Barrionuevo (C-226). El guía regresó por fallas en el generador, el 2 y el 3 se unieron, a 20 MN del objetivo material, a la escuadrilla "Tejo". Despegaron de Río Gallegos a las 09:05. Arribaron a las 11:05.
25 de mayo de 1982: En este día se realizaron las siguientes misiones de combate por parte de los aviones A4-B de la V Brigada Aérea:
Cuatro A-4B Skyhawk, indicativo "Marte", armados con una bomba MK-17 de 1.000 lbs. Tripulación: Capitán. D. Hugo Palaver (C-244), Ten D. Daniel Gálvez (C-250), Ten D. Vicente Autiero (C-221), Alf. D. Hugo Gómez (C-209). Despegaron de GAL a las 08:00. La segunda sección regresó a los 25 minutos, Autiero y Gómez, por falla del Nº 3; el 4 lo siguió pues no tenía la sección guía a la vista (nocturno), siguieron Palaver y Gálvez.
Cuatro A-4B Skyhawk indicativo "Dogo", armados con tres bombas retardadas por paracaídas. Misión: ataque a objetivo naval. Nº 1: Capitán Pablo Carballo (C-201), despegó de Río Gallegos a las 12:30 hs pero regresó por fallas a las 14:15 hs. El 2: Teniente D. Carlos Rinke (C-221), despegó a las 11:30 hs y arribó a Río Gallegos a las 14:30 hs. El 3: 1er Teniente D. Carlos Cachón (C-222), despegó a las 12:00 hs y arribó a las 15:00 hs. Nº 4: Alférez D. Leonardo Carmona (C-240), despegó a las 11:30 hs y arribó a las 14:30 hs.
08 de junio de 1982.En este día se realizaron las siguientes misiones de combate por parte de los aviones A4-B de la V Brigada Aérea:
a) Bahía Agradable - Primer Ataque
Cuatro A-4B Skyhawk indicativo "Dogo", armados con tres bombas retardadas por paracaídas. Misión: ataque a objetivo naval. Nº 1: Capitán Pablo Carballo (C-201), despegó de Río Gallegos a las 12:30 hs pero regresó por fallas a las 14:15 hs. El 2: Teniente D. Carlos Rinke (C-221), despegó a las 11:30 hs y arribó a Río Gallegos a las 14:30 hs. El 3: 1er Teniente D. Carlos Cachón (C-222), despegó a las 12:00 hs y arribó a las 15:00 hs. Nº 4: Alférez D. Leonardo Carmona (C-240), despegó a las 11:30 hs y arribó a las 14:30 hs.
Cuatro A-4B Skyhawk, indicativo "Nene", armados con tres bombas BRP. Misión: tropas Monte Dos Hermanas. Tripulación: (1) Capitán D. Antonio Zelaya, (C-230); (2) Teniente D. Omar Gelardi, (C-227); (3) Teniente D. Luis Cervera, (C-212); (4) Alférez D. Guillermo Dellepiane, (C-221). Despegaron de San Julián, a las 10:35. En el reabastecimiento, regresó el guía por absorción de combustible en la turbina. Los "Nene" quedaron a cargo del Nº 3, Teniente Cervera.
13 de junio de 1982: En este día se realizaron las siguientes misiones de combate por parte de los aviones A- 4B de la V Brigada Aérea:
Cuatro A-4B Skyhawk, indicativo "Nene", armados con tres bombas BRP. Misión: tropas Monte Dos Hermanas. Tripulación: (1) Capitán D. Antonio Zelaya, (C-230); (2) Teniente D. Omar Gelardi, (C-227); (3) Teniente D. Luis Cervera, (C-212); (4) Alférez D. Guillermo Dellepiane, (C-221). Despegaron de San Julián, a las 10:35. En el reabastecimiento, regresó el guía por absorción de combustible en la turbina. Los "Nene" quedaron a cargo del Nº 3, Teniente Cervera.
Partieron hacia el objetivo material, donde llegaron detrás de los "Chispa". Atacaron casi en línea con dicha escuadrilla, de Norte a Sur, observaron su lanzamiento y efectuaron el propio. Divisaron tropas y helicópteros que transportaban módulos de gran tamaño, color verde oscuro (puestos de comandos), a los que dirigieron su armamento (bombas). En el escape rasante, el Alférez Dellepiane vio un Sea King, a su izquierda y arriba; lo atacó pero sólo salió un disparo. Increíblemente, éste único disparo le pegó a una de las palas del Sea King que debió aterrizar de emergencia y esperar su recuperación al día siguiente. Con rumbo 330º/340º, Dellepiane vio otro helicóptero, hizo rearme pero los cañones siguieron sin funcionar. Cervera, por su parte, luego del lanzamiento, también atacó con cañones (a él si le funcionaron), a helicópteros en tierra y en vuelo. Se produjeron impactos.
Salieron por derecha, al tiempo que recibían información de Malvinas de patrullas aéreas de combate al Norte de San Carlos, nivel de vuelo 180, y otra, en Fitz Roy.
El Alférez Dellepiane eyectó tanques y voló en zigzag con rumbo 360º, hasta la salida de la Isla Soledad; luego, puso rumbo 290º, localizando una fragata detenida en la boca Norte del Estrecho de San Carlos. Colocó rumbo 250º, voló veinte minutos más y se dirigió al reabastecedor, con nivel de vuelo 420. Observó que el escaso combustible remanente no alcanzaba para llegar al Hercules KC-130. Al informar la novedad, el vicecomodoro Litrenta se lanzó hacia Malvinas a buscarlo. Se encontraron, enganchó y reabasteció.
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